Ubicada en la localidad zamorana de Muga de Sayago, en el templo se está desarrollando una de las actuaciones del Plan Románico Atlántico, que impulsan ambas entidades
La intervención se está centrando en la recuperación de un conjunto de pinturas murales realizadas en torno al siglo XVI. Además del proceso de restauración, para garantizar su conservación y puesta en valor, se está acometiendo la instalación de un nuevo sumistro eléctrico basado en paneles solares y una nueva iluminación ornamental más acorde con la historia del edifcio
La ermita de Nuestra Señora de Fernandiel se enclava en la dehesa del mismo nombre, en la localidad zamorana de Muga de Sayago. Su construcción data del siglo XIII, aunque en siglos posteriores se sucedieron numerosas alteraciones y modificaciones. El edificio destaca por la gran extensión de pintura mural conservada dentro del nutrido conjunto de pinturas de carácter más o menos popular que se han preservado en el suroeste de Zamora, norte de Salamanca y zona fronteriza portuguesa.
Las pinturas de Fernandiel las ejecutaron varias cuadrillas de pintores en distintos momentos del siglo XVI, como puede apreciarse en las diferencias de estilo y en los pigmentos elegidos. El muro testero está presidido por un retablo pictórico en el que dominan los tonos ocres y el conjunto estaba parcialmente oculto por el retablo de madera dorada, instalado allí hacia el siglo XVIII. Al retirarlo, han quedado a la vista las distintas escenas y motivos decorativos que lo componen, referidas todas ellas a la vida de la Virgen, así como una pequeña hornacina excavada, que debió albergar una antigua escultura de la Virgen de Fernandiel.
En los muros laterales de la cabecera se representan personajes del Antiguo Testamento, en concreto, el ciclo de los Profetas completo, así como otros cuya inscripción se ha perdido, pero que probablemente sean Patriarcas y Reyes de Israel. En el segundo cuerpo de la iglesia en el muro del primer arco se hallan dos retablos pictóricos, dedicados a Santa Ana y a Santa Brígida, que son las dos únicas pinturas datadas con precisión hasta el momento, ejecutadas en 1541. En los muros laterales están representados pasajes evangélicos, varios Padres de la Iglesia y cuatro santas.
Las pinturas murales de Nuestra Señora de Fernandiel están realizadas sobre mortero de cal y arena, aplicado en dos capas; enfoscado y enlucido. Su escaso espesor deja patente las importantes irregularidades de la fábrica del edificio. Se pueden ver incisiones a punta seca, cordadas para dividir espacios y líneas de color sobre el enfoscado utilizadas para encajar el dibujo. La mayor parte del trabajo está realizado al seco, mediante temple de huevo o caseína, aunque no se descarta la posible existencia de un primer trabajo realizado al fresco. La paleta la constituyen colores ocres, amarillos, anaranjados, rojos, pardos, negro de carbón vegetal y azules.
El conjunto presentaba suciedad generalizada; polvo superficial, suciedad grasa más compactada y manchas localizadas de distinta naturaleza, como las más oscuras ocasionadas por la proliferación de microorganismos. El estado de conservacion del edificio que no era el idóneo, debido a unas condiciones medioambientales adversas y a un déficit en su mantenimiento, presentaba manchas de escorrentías y lavados de la superficie pictórica por antiguas filtraciones de agua desde la cubierta. A ello se unían manifestaciones salinas como los velos blanquecinos localizados principalmente sobre el muro sur, cristalizaciones de las sales solubles que han provocado la decohesión y rotura de los morteros y una importante colonización biológica.
Además, los estratos pictóricos presentaban importantes alteraciones como: grietas por movimientos estructurales del edificio, pérdidas de unión entre las distintas capas, abolsamientos, pérdidas materiales, decohesión o arenización, así como numerosas pérdidas de policromía. Por otro lado, las sucesivas reformas que se han acometido en el edifico, también han afectado al conjunto de pinturas murales. Así, por ejemplo, en un momento dado, se abrío un vano en el muro sur del presbiterio con la consiguiente pérdida de la policromía. Se aprecía también la aplicación de cementos y de yesos en distintas intervenciones de reparación, el picado de casi todas las pinturas de la parte inferior de los muros, abrasiones, golpes, roces e incluso algún grafiti.
De forma previa a la intervención, se llevaron a cabo distintos análisis y recogida de información: documentación fotográfica, estudios físicos no destructivos con diferentes tipos de iluminación, toma de muestras para su posterior análisis en el laboratorio, cartografías de daños, pruebas de solubilidad de la película pictórica, así como el desmontaje y siglado de las piezas del retablo para poder liberar las pinturas de la cabecera que se encontraban ocultas.
Los trabajos comenzaron con la eliminación del polvo superficial, realizando previamente la fijación de las zonas de policromía. Los tratamientos de consolidación se han basado en la mineralización de aquellas zonas de mortero decohesionadas, la adhesión de los estratos separados mediante la inyección de adhesivos y la ayuda de puntales de precisión y el relleno de las zonas de oquedades mediante morteros de inyección profunda.
La limpieza ha ido encaminada a la eliminación de aquellas sustancias ajenas a la obra y se llevó a cabo tras la realización de las pruebas necesarias de estabilidad y solubilidad en los diferentes colores. Por último se recuperará la correcta lectura de las pinturas mediante la aplicación de morteros que regularicen los paramentos y la reintegración cromática de las zonas de policromía perdida, siguendo el criterio de mínima intervención.
Los tratamientos sobre el retablo y la talla de Nuestra Señora de Fernandiel se han basado en el asentado de la policromía, la consolidación material, el refuerzo estructural, la limpieza de la policromía, la eliminación de los abundantes repintes y añadidos, y la reintegración volumétrica y cromática necesarias para su correcta lectura. El montaje se realizará en el último tramo de la nave para así poder liberar los paramentos pictóricos de la cabecera.
Para potenciar y valorizar este singular conjunto de pinturas murales, la intervención del Plan Románico Atlántico contempla la instalación de una nueva iluminación ornamental, más acorde con el edificio, que dote de los niveles de luz óptimos y mejore el índice de reproducción cromática de las pinturas murales con el fin de conseguir una notable mejora de visualización del espacio. Para lograrlo se aplicará la tecnología LED más avanzada, que acentuará la belleza de los elementos murales a través de un diseño respetuoso con los valores patrimoniales y espirituales del edificio.
En primer lugar, se ha procedido a la instalación, en el edificio anexo al templo, de un sistema de paneles solares fotovoltaicos y unas baterías estacionarias que acumulen la energía. Desde ahí se llevará al templo mediante una instalación soterrada para generar el menor impacto visual posible. La nueva instalación no solo mejorará la visualización de la ermita y sus pinturas, sino que además constituye un sistema más sostenible y eficiente que el antiguo generador de gasoil.
Para completar la intervención, el proyecto contempla el acondicionamiento del pequeño edificio anexo para transformalo en un punto de información del Plan Románico Atlántico y un lugar de venta de productos locales, que podrá gestionar el Ayuntamiento.