Parte de esta iglesia románica fue monasterio benedictino en el siglo XII. Su ruina progresiva comenzó con el abandono y posterior demolición del monasterio para el reaprovechamiento de los materiales en otras construcciones. En el S. XVIII se edificó una nueva iglesia de nave única, empleando el primitivo absidiolo norte como sacristía. En el S. XX fue reconstruido parcialmente el absidiolo sur y en 2006 se descubrieron el claustro y las alas conventuales cerca de la iglesia.
Una novedad es el material de construcción ya que, además del granito, se aplica el ladrillo para la realización de juegos de arcadas y ventanas ciegas en la cabecera, con clara influencia mudéjar. La fachada principal con pináculos en las esquinas, contiene una portada de dintel recto y frontón curvo. Más arriba presenta un vano rectangular y remata en la parte superior con una cruz.
Tres arquivoltas adornadas con hojas de vid y parras constituyen la estructura del retablo mayor barroco. Por otro lado los retablos colaterales situados en la pared del arco triunfal, muestran imágenes como San José con el Niño o el Sagrado Corazón de Jesús. También hay doce cuadros en las paredes con representaciones sobre la Pasión de Cristo. En el absidiolo sur, al descubierto, hay un sarcófago monolítico del S. XIII. En él se halla grabada una inscripción relacionada con la familia que ejerció el patronazgo de este monasterio. Los dos leones de granito que sustentaban el arca fueron transportados a la puerta de acceso principal.
Las intervenciones del Plan en la iglesia de Castro de Avelãs se establecieron sobre la base de una definición de sus prioridades. Para ello, en primer lugar se llevó a cabo un preciso diagnóstico del edificio que pudiera ayudar a alcanzar el objetivo final de asegurar su futura conservación y su valor patrimonial, a través de intervenciones discretas y respetando en todo caso la autenticidad del edificio.
En esta primera fase, se realizó un trabajo interdisciplinar en el que participaron arquitectos, arqueólogos, ingenieros, restauradores y conservadores, contribuyendo, por tanto, a la redacción de una propuesta de intervención adecuada y a una correcta calendarización de los trabajos. El diagnóstico inicial mostró que las necesidades inmediatas debían centrarse en la rehabilitación de las cubiertas, para prevenir todos los problemas derivados de las filtraciones de humedad. Para ello, fue necesaria la restauración del sistema de cubierta, incluyendo la sustitución de la cobertura de teja además de introducir una membrana aislante e impermeable, pero que a su vez permite la ventilación para evitar condensaciones. Este trabajo se acompañó de la restauración y mejora de la estructura original de madera y de la aplicación de tratamientos protectores en los artesonados. Dado que no fue posible incluir en esta fase la renovación de los sistemas eléctricos y la implementación de sistemas de seguridad y detección de incendios, se llevó a cabo una preinstalación del sistema, de modo que pueda ser ejecutado en una etapa posterior.
Por otro lado, también se llevó a cabo la intervención de las carpinterías, mediante la aplicación de tratamientos protectores y pintura de las puertas, siempre con el uso de materiales compatibles, y procurando en todo caso recuperar lo existente.