Esta localidad se ubica el centro-norte de la provincia salmantina, y puede considerarse como la capital o centro de servicios de dicho territorio. Su casco urbano disfruta de una situación estratégica, sobre una gran muela granítica, que justifica sus orígenes prehistóricos, castreños, y más claramente romanos, correspondiendo con la ciudad de Bletisama o Bletisa, de la que deriva su nombre. A partir del siglo XII, una vez Fernando II le concede el fuero de la villa en 1161, se convierte en un notable centro político, económico y de comunicación en del reino de León. Vive una etapa de esplendor en los siglos XV y XVI, momento en que rebasa el espacio amurallado con nuevos barrios extramuros y el recinto se llena de palacetes góticos y renacentistas de las grandes familias nobiliarias que dirigen la vida municipal.
La villa cuenta con un rico patrimonio arquitectónico y etnográfico muy bien preservado. Fue declarada Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico en 2023, y desde 2018 está incorporado a la lista de los “Pueblos Más Bonitos de España”.
El castillo de Ledesma es una fortaleza originalmente del siglo XII, promovida por Fernando II de León, aunque las estructuras actuales corresponden a las reformas de los Condes de Ledesma, Beltrán y Francisco de la Cueva, en el siglo XV. La fortaleza ocupa el extremo suroeste del recinto amurallado que rodea la población. Es de planta trapezoidal irregular, presenta dos puertas de acceso, la del norte está presidida por el escudo de la Villa, y la sur, flanqueada por dos grandes torreones.
La muralla, que rodeó íntegramente la villa y que se conserva en gran parte, fue construida en granito en siglo XII, aunque en siglos posteriores se renovaron varios lienzos con buena sillería, en la que es posible apreciar abundantes marcas de cantero. De las ocho puertas que tuvo, la única que se conserva en la actualidad es la denominada de los Mártires, San Nicolás o Caldereros. Formada por dos arcos peraltados, se encuentra encuadrada exteriormente por dos cubos cilíndricos.
La fortaleza goza de decreto de protección como castillo desde 1949.
La actuación realizada ha abordado un problema persistente en las zonas inferiores de las estructuras de la fortificación y que no había sido posible resolver en anteriores restauraciones, las filtraciones de agua y de humedad que afectaban especialmente a los muros y estancias de la torre norte. La construcción mostraba distintos daños por el deficiente aislamiento; filtraciones y empapado de rellenos, crecimiento de vegetación, sales en los rejuntados y algunas grietas, principalmente.
La actuación ha consistido en la mejora de la impermeabilización de la terraza, el remate de los muros perimetrales a base de mortero de cal y acero negro para proteger el aislamiento y como soporte del acabado del pavimento, que se ha renovado, mejorándose además el acceso. Se ha limpiado de vegetación la fachada de la torre y se han reparado los rejuntados. Finalmente, se ha instalado una
Finalmente, se han instalado sensores para monitorizar en tiempo real las condiciones de temperatura y humedad del espacio intervenido.