Dentro del Parque Natural de Arribes del Duero, a unos 70 Km de la capital zamorana, se ubica esta pequeña localidad sayaguesa, perteneciente al término municipal de Villar de Buey, cuya población actual apenas alcanza los 60 habitantes.
Con una historia escasamente documentada, que se supone muy dependiente de la del cercano núcleo de Fermoselle, al que peteneció hasta el siglo XIX, la localidad cuenta con dos templos de incierto origen románico que podrían avalar la existencia de la aldea ya en el marco del siglo XIII, cuando el rey Alfonso IX dona la villa de Fermoselle al obispado de Zamora y la dota de fueros, entre 1205 y 1221.
La iglesia parroquial está dedicada a Ntra. Señora del Carrasco, patrona de la localidad. La ermita de San Miguel Arcángel, que se ubica a cierta distancia de la población en un paraje elevado con numerosas afloraciones graníticas y un amplio dominio visual sobre el entorno, mantiene una tradicional romería con eucaristía celebrada en honor de su santo titular el fin de semana más cercano al 8 de mayo, en la que se procesiona un pendón o “Viriato” portado entre ambos templos.
Desde el emplazamiento de la ermita se disfruta de una vista panorámica sobre el paisaje de los Arribes y en su entorno se localizan los restos de otras construcciones modernas, como la caseta de carabineros desde la que la Guardia Civil controlaba los movimientos del contrabando. También se incorporan a este espacio privilegiado y de gran atractivo turístico en el entorno de la ermita, otros elementos tradicionales, como un refugio de pastores aprovechando la formación rocosa o el balcón natural denominado El Mirador del Cura.
La ermita de San Miguel es un humilde edificio de mampostería y sillarejo, con diversas reformas. Se compone una única nave en dos tramos rematada en cabecera cuadrada, con una portada abierta al norte y pequeña espadaña sobre el muro de poniente. Su carácter rural dificulta la catalogación artística; sin elementos significativos, solo el conjunto de la cabecera y el arco toral pudieran reclamar una dudosa asignación románica.
Objeto de una reciente restauración centrada en la cubierta, picado de morteros interiores y nuevo solado, muestra diversa deficiencias en los acabados, encuentros y remates.
Las actuaciones previstas en esta fase del proyecto se concentrarían en la mejora de los aleros, de la soluciones del encuentro de las tejas sobre el muro, entonado de los morteros, eliminación de los cementos portland, sellado de grietas, picado de rejuntados y sustitución del inapropiado canalón sobre la puerta por otro más acorde con el carácter del edificio.
En la cabecera del templo se sitúa la talla en madera policromada de un crucificado, pieza muy popular para la que no es factible proponer una cronología concreta, que muestra desperfectos y repintes.
La intervención tratará de eliminar la suciedad y las adiciones, y la consolidación de las zonas en mal estado.
El acceso a la ermita se realiza recorriendo un sinuoso pero transitable camino o pista que cuenta además ya con indicadores orientativos.
La actuación prevista instalará un hito informativo conforme a los modelos habituales del programa Románico Atlántico para su identificación como uno de los lugares integrados en su nomina de actuaciones, y así mismo se diseñarán y colocarán diversos elementos de mobiliario en el mirador que permitan una pequeña zona de descanso e interpretación del paisaje.