Granjinha, en el municipio de Vale de Anta, se encuentra al suroeste de Chaves (distrito de Vila Real), en uno de los márgenes del río Tâmega, y debe su actual origen a la orden del Císter.
El topónimo de origen agrícola haría referencia a la voz latina granu- y estaría relacionado con los núcleos de población fundados dentro del territorio de la orden monástica, aunque las evidencias arqueológicas atestiguan una ocupación anterior.
Construida en el siglo XIII, la capilla de la localidad - declarada bien de interés público- es uno de los templos románicos más interesantes de la zona por la singularidad de su decoración. En su perímetro se han encontrado multitud de restos de época romana, ya que el edificio se asienta sobre una antigua villa, situada en la vía que comunicaba Chaves (Acquae Flaviae) con la actual Braga (Bracara Augusta). La capilla ha sido restaurada en distintas fases a lo largo del pasado siglo, y fue en una de estas intervenciones, en 1986, cuando la villa romana fue descubierta.
La región, al poseer un terreno propicio para la producción agrícola, ha facilitado la continuidad de algunos poblamientos, en una secuencia de ocupación desde la Edad del Hierro, que han dado lugar a algunas localidades actuales.