Salamanca, capital de la provincia homónima, se sitúa al sudoeste de Castilla y León, a orillas del Río Tormes -en una zona de extensas llanuras y parajes adehesados que configuran el Campo Charro.
La ciudad, que fue declarada en 1988 Patrimonio Mundial por la Unesco, alberga bienes patrimoniales de gran valor, como su prestigiosa Universidad, sus dos catedrales, numerosas iglesias y conventos o su conocida Plaza Mayor.
Los orígenes de Salamanca se remontan a la Edad del Hierro, como atestigua el reciente hallazgo de un castro en pleno casco histórico, y el también conocido verraco que preside el puente de fábrica romana que formaba parte de la calzada de la Vía de la Plata.
Tras el fin del Imperio Romano se impone el dominio visigodo del que únicamente se conservan vestigios en partes de la muralla. A finales del siglo XI, la provincia es repoblada y empieza entonces a elevarse la catedral románica. Ya en el siglo XIII, Alfonso IX de León otorga los fueros a la ciudad que amplía su recinto y su población, destacando en 1218 la fundación de los Estudios Generales, germen de la futura Universidad. La época dorada de la ciudad alcanza hasta bien entrado el siglo XVII, durante el cual se construyeron algunos de los edificios barrocos más importantes del conjunto, como la citada Plaza Mayor y la monumental Clerecía.
Durante La Guerra Civil fue sede de las tropas franquistas sublevadas contra la República y con la llegada del régimen democrático la Universidad retomó su papel vertebrador, transformando la ciudad en referencia turística y cultural, nacional e internacionalmente, siendo en 2002 Capital Europea de la Cultura.
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